miércoles, agosto 31, 2005

Decepción entre docentes universitarios

Víctor Aguilar, máximo dirigente de FENDUP, se declaró sorprendido.

“Este decreto no fue lo acordado”, fue el primer comentario que brotó el sábado 27 entre los integrantes de la comisión nombrada por la ANR para impulsar el cumplimiento del artículo 53 de la ley universitaria, luego de leer en El Peruano el decreto supremo 106-2005 EF. Desazón, desilusión, otra frustración, eran los sentimientos que expresaban numerosos docentes en huelga en los jardines de San Marcos, en la clínica, en el estadio universitario.

¿Qué había pasado en los últimos días”. A partir del anuncio en Palacio de Gobierno, cuando el Presidente Alejandro Toledo lanza a los cuatro vientos la noticia de que por fin después de 22 años se daba comienzo a la homologación de sueldos de los docentes universitarios con los sueldos de los magistrados judiciales, algo cambió en el camino que lleva de la plaza de Armas al jirón Junín.

“Nos han sorprendido” declaró el rector de San Marcos. En el mismo sentido se pronunció Víctor Aguilar, dirigente de FENDUP y otros líderes gremiales. Y muchos reparaban en el hecho de que la medida ni siquiera representa un aumento salarial, sino una simple bonificación sujeta a lo que recaude la SUNAT.

“No es base remunerativa, tampoco es pensionable, por tanto no se incorpora a las CTS”, enumeró un catedrático con muchos años de docencia en las aulas de la universidad San Agustín, de Arequipa. Otro, más desconfiado, especuló con la posibilidad real de que el MEF financie esa magra bonificación con el recorte de otras partidas del presupuesto de las universidades.



Miércoles 24 de agosto, Palacio de Gobierno. El presidente Alejandro Toledo
anuncia el comienzo de la homologación. No se cumpliría.


Lo cual es un peligro que registra antecedentes en este mismo gobierno, por lo que no resultaba desmedida la especulación. “Es un decreto bomberil”, calificó Manuel Burga, rector de San Marcos, aludiendo así al hecho de que fue redactado y anunciado cuando el primer ministro preparaba su presentación en el Congreso, y publicado el sábado, cuando esperaban que la huelga estuviera desactivada.

En predios académicos se teme un retorno al beligerante clima de los 80, cuando la universidad pública perdió presupuesto, calidad y con ello fue desviada de su rumbo. Los grandes perdedores entonces, como puede volver a ocurrir ahora, fueron los estudiantes y naturalmente el país, que vio cómo se perdía otra década por la miopía y desinterés del gobierno de turno.

¿Qué cabe esperar ahora?, fue una pregunta que recorrió los predios universitarios. Por lo pronto el Congreso de la República tiene sobre sus hombros la enorme responsabilidad de recuperar la vigencia del suspendido artículo 53, afectado seriamente por una norma coyuntural (la ley de presupuesto) con pretensiones de larga vida. Los señores representantes, sensibles al drama de la universidad pública tienen la palabra. Ellos deben ser conscientes de sus responsabilidades y no contribuir con la generación de mayores turbulencias en el país. Y los docentes mantenerse a la expectativa.

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