miércoles, agosto 17, 2005

Becarios regresan al país pero no encuentran oportunidades laborales

Vuelven a emigrar por que su especialización no es valorada.

Resulta difícil negarse a una invitación procedente de la tierra que te vio nacer; más aún cuando un conocido cantante se une a la iniciativa y con una emotiva letra te canta: “Aquí están tus amigos, tu lugar y tu mujer”. Sin embargo, para algunos becarios, el cariño es importante, pero no resulta suficiente para volver al Perú.



Las cifras de emigrantes han ido en aumento y se ha convertido en casi denominador común entre los países de Latinoamérica. Son miles las personas que emprenden esta aventura con diferentes motivos, pero con un solo propósito: obtener el ansiado “sueño americano”, que en los últimos años se ha vuelto japonés, chileno, español o italiano.

Van en busca del ansiado PhD o la maestría, un extraño imán los atrae, quizá imaginen que cuando retornen al país, si piensan hacerlo, las oportunidades laborales serán mayores y mejores.

Pero la realidad es totalmente diferente. No encuentran las oportunidades que esperan, puesto que su capacitación no es valorada. Entonces, no les queda otra cosa más que volver a emigrar.



Lo que piensan los ex becarios


Yanira Cunyas Zamora es abogada y fue becaria de la primera promoción del Programa de Becas Alban de la Unión Europea, gracias a la cual pudo estudiar una Maestría en Derecho en la Universidad de Navarra en España.

Al retornar al país, la experiencia no ha sido buena “no todos los empleadores son conscientes de la preparación que hemos obtenido en el extranjero. Además, las ofertas de empleo son muy escasas”.

Yanira prefiere no hablar de una fuga de talentos sino de una búsqueda de nuevas oportunidades que reitera en el Perú son muy escasas.

“Y no es que en el extranjero se nos valore más, pues ellos también tienen sus profesionales que son muy competitivos, pero las pocas oportunidades que se encuentran en el exterior siempre son mejores que las que se obtienen en el Perú”.

Pensando en el futuro señala que en el país lo que queda es ser independiente, poner un despacho propio (en su caso de abogados) y generar empleo. “No es fácil pero es una de las pocas opciones que quedan”. Además indica sus deseos de seguir intentando aquí y en el extranjero, sobre todo sus deseos de nunca dejar de perfeccionarse.

Edgar Lun Pum es Ingeniero de Sistemas y ex becario de la Fundación Carolina de España, donde estudió una Maestría en Tecnologías de la Sociedad de la Información. A su retorno de España en el 2003 postuló a muchas ofertas laborales pero según nos escribe sólo recibió dos propuestas interesantes que ni siquiera se concretaron.

Durante este tiempo no todo fue malo, pues obtuvo una beca de la Escuela de Negocios GERENS y participó en un programa de Administración, pero finalmente luego de meditarlo mucho decidió dejar el país y viajar a Inglaterra, donde durante el 2004 tuvo que esforzarse mucho. Ahora trabaja como Networking Manager en una institución inglesa.

Al preguntarle que piensa sobre la fuga de talentos, Edgar dice: “Cuando uno vuelve de un país más desarrollado, te das cuenta que la calidad de vida que existe y las oportunidades laborales en el Perú son muy escasas, si las hay no cumplen con las expectativas que uno desea”.

Creo que existe fuga de capital por el deseo de construir una carrera profesional y tener un buen estándar de vida. Los países desarrollados saben de ese anhelo y por eso lanzan campañas de reclutamiento de profesionales que dan oportunidad de obtener una vida de calidad. Además, es interesante ver que los países asiáticos invierten en capital humano enviando a sus jóvenes a capacitarse en el exterior. Inglaterra esta plagado de chinos que reciben el apoyo de su gobierno”.

Al hablar sobre el futuro Edgar sólo piensa en establecerse en Inglaterra, aunque también en poder continuar sus estudios en la Universidad tecnológica de Hamburgo – Alemania, viendo su retorno al Perú como una posibilidad a largo plazo que no sabe si se concretará. “Aunque no lo creas cada oportunidad que he tenido me las he buscado y cada centavo que he gastado la he tenido que sudar” son sus últimas palabras desde la lejana Inglaterra.


José Luis Torres Vega es sanmarquino egresado de la Facultad de Derecho y obtuvo una beca de la Universidad de Salamanca en España para estudiar un Doctorado en Derecho Tributario

José Luis relata: “mi experiencia ha sido positiva y no es que se me han abierto todas las puertas ni he recibido muchas propuestas, pero el diploma de mis estudios en el extranjero son una buena carta de presentación para contactarme laboralmente”. Sin embargo anota que la fuga de talentos se produce porque en los países desarrollados existen mayores oportunidades para desarrollarse y realizar investigación.

Actualmente en España, José Luis indica sus deseos de volver al país para ejercer profesionalmente pero también esta en sus planes el homologar su título de abogado al de licenciado en Derecho en España.

Héctor Javier Bendezu, es egresado de la Facultad de Ciencias Económicas y se fue como becario del programa de Becas MAE (Ministerio de Asuntos Exteriores de España) a estudiar una Maestría en Cooperación Internacional, pasado el tiempo de la maestría decidió quedarse a continuar el Doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.

Cree que la fuga de talentos es un problema que se debe analizar desde dos puntos de vista: uno de los países desarrollados que reciben emigración como parte de la liberalización de los mercados, y otro de parte de los países en vías de desarrollo que supone pérdidas en grandes dimensiones para el futuro.

Un ejemplo que nos señala es lo que ocurre en Francia donde existen más médicos procedentes de Senegal que en todo el país africano, donde hay un médico por cada 18 mil personas. Y esta migración tanto de África o América o de cualquier país o continente hacia al exterior se da como respuesta a la incapacidad de los profesionales de incorporarse al mercado laboral, por tanto emigrar es una opción valida de vida.

Héctor Javier esta convencido que es un fenómeno que de no controlarse podría darse algo parecido a la emigración del campo a las ciudades, en la búsqueda de conseguir las condiciones mínimas para que toda persona logre sus expectativas tanto profesionales, económicas y sociales (Sheyla Salazar Fernández).

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